Billete de 20 pesos oro. Este ejemplar corresponde al  año de 1982, tesoros y emblemas nacionales por el Banco de la República de Colombia para la denominación de 20 pesos oro, muestra la imagen de Francisco José de Caldas a la derecha del anverso, en  el centro Roseta simétrica y asimétrica compuestas por guilloches, a las que se le superponen la denominación, en la esquina izquierda el valor facial 20 pesos oro. En el reverso  la reproducción de las piezas más representativas de las culturas: Muisca, Quimbaya, Calima, Darién y Tolima, pertenecientes a la colección del Museo del Oro del Banco de la República; logo (la mariana de la libertad), Roseta simétrica y asimétrica compuestas por guilloches, a las que se le superponen la denominación.

Francisco José de Caldas Fecha: siglo XIX  Francisco  José de Caldas, óleo sobre tela de80.7 x 60.7 cm  de autor desconocido del siglo XIX.
Francisco José de Caldas Fecha: siglo XIX Francisco José de Caldas, óleo sobre tela de80.7 x 60.7 cm de autor desconocido del siglo XIX.

Francisco José de Caldas y Tenorio (Popayán, octubre de 1768 - Santafé, 29 de octubre de 1816) fue un científico, ingeniero militar, geógrafo, botánico, astrónomo, naturalista y periodista Neogranadino, prócer de la independencia de Colombia. Por su erudición y vastos conocimientos sobre tantas disciplinas fue conocido entre sus contemporáneos como El Sabio, epíteto con el cual pasó a la historia de Colombia.

 

Caldas pertenecía a la clase privilegiada de criollos ilustrados que no veían con buenos ojos la presencia del virrey Amar y Borbón representante de la corona española, debilitada por la invasión de los ejércitos napoleónicos a la península ibérica.

Dispuestos a aprovechar la oportunidad de establecer un nuevo gobierno, los criollos comenzaron a entablar una serie de reuniones para organizarse. Estas fueron llevadas a cabo en la casa de José Acevedo y Gómez. Sin embargo, los asistentes a estas reuniones descubrieron que la casa estaba bajo vigilancia. Caldas, aprovechando su condición de director del Observatorio Astronómico de Bogotá, permite entonces que las reuniones se realicen en dicha edificación.

 

Caldas fue parte del plan para iniciar el incidente que conduciría a los hechos del 20 de julio conocidos como El Florero de Llorente.

En 1811 la presidencia de la Nueva Granada es asumida por Antonio Nariño, y Caldas fue nombrado capitán del Cuerpo militar de Ingenieros. Para 1812 asciende al grado de teniente coronel.

En 1813 se le relacionó con la rebelión contra Nariño, y tras ser derrotados sus autores, Caldas, por temor a represalias marchó a Antioquia donde se le confirió el grado de coronel y fue nombrado Director de fábricas e ingeniero de armamentos.

Entre 1813 y 1814 se encargó de las fortificaciones del río Cauca, de la instalación de una fábrica de fusiles y pólvora.

En 1815 fue llamado por el entonces presidente Camilo Torres, su primo, para hacerse cargo de la creación de una Escuela Militar en Nueva Granada, y la construcción de baterías, fosas y puentes en las inmediaciones de la capital. A finales de ese año, fue enviado por José Fernández Madrid a prestar servicios en el ejército del norte y fortificar los caminos de Guanacas y del Quindío.

Tras la sucesión de victorias del ejército realista después de la toma de Cartagena de Indias por las fuerzas expedicionarias de Pablo Morillo, Caldas huyó al sur con la intención de embarcarse en el puerto de Buenaventura en el Pacífico, ya que Popayán estaba aún bajo control patriota, pero tras la victoria del español Juan Sámano en la batalla de la Cuchilla del Tambo, Caldas fue soprendido y apresado diez leguas distante, en la hacienda de Paispampa, para ser trasladado a Bogotá y juzgado por un Consejo de Guerra.

Tras su captura, Caldas fue sentenciado a muerte por los tribunales de justicia, negándose el militar español Pablo Morillo a indultarle, y que, ante las peticiones de clemencia, responde: "¡España no necesita de sabios!".

Cuando bajaba las escalinatas de la Universidad del Rosario, en camino hacia el patíbulo, dibujó en una pared la letra griega θ, enigma que tradicionalmente se ha interpretado como Oh, larga y negra partida.

Fue fusilado por la espalda el 29 de octubre de 1816 en la plazuela de San Francisco (hoy Parque Santander) de Bogotá, junto a Francisco Antonio de Ulloa. Caldas murió a la primera descarga, cuyos disparos le entraron por la espalda y le abrieron el pecho. Los cadáveres fueron enterrados en la iglesia de la Veracruz, donde reposaron hasta 1904 cuando fueron encontrados cerca de la puerta de la iglesia.

Guillermo Valencia quien era representante a la Cámara, solicitó a la Academia Colombiana de Historia el traslado de los restos de los próceres a Popayán, llegando a esta ciudad en febrero de 1905. Los restos reposaron en la iglesia de San José, luego en la Catedral y finalmente, en 1940, pasaron al Panteón de los Próceres de Popayán.

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Representación frontal de la mariana de la libertad en la ficha acuñada por el banco de la república y utilizada para la acuñación de fichas y e imprenta de billetes.

La admiración de los colombianos por la Revolución Francesa aparece registrada en nuestra historia cuando El Precursor, Antonio Nariño, traduce y publica “Los Derechos del Hombre”. Pocos años después de alcanzada nuestra independencia, encontramos una curiosa adaptación de la figura de la Mariana, adornada con plumas indígenas, en algunas de las primeras acuñaciones de monedas realizadas por los patriotas. A partir del año 1837, la Mariana recupera su aspecto tradicional y se convierte en un elemento utilizado con mucha frecuencia en los diseños de billetes y monedas.

 

A comienzos del siglo XX, cuando se consolidaba la Tercera República Francesa y el estilo republicano se imponía en nuestra arquitectura, no es extraño que los fundadores hubieran escogido el nombre de Banco de la República para bautizar al nuevo banco central que se creaba en Colombia. Tampoco es extraño que adoptaran el símbolo de la Mariana en nuestro escudo.

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Pectoral antropozoomorfo

Magdalena Medio (Tolima) - Período Medio-1/700

Museo del Oro, Bogotá

De la colección de

Museo del Oro, Bogotá

Esta figura que combina las orejas y cola de un felino con las alas de un ave y posiblemente un rostro humano y un esqueleto de pez, reúne en sí misma la multiplicidad de las facultades chamánicas, apreciadas por los chamanes indígenas de hoy.

 

Los pijaos son un conjunto de pueblos amerindios del Tolima y otros territorios aledaños en Colombia.

En tiempos precolombinos poblaron la Cordillera Central de los Andes entre los nevados del Huila, del Quindío y del Tolima; el valle alto del río Magdalena y el alto Valle del Cauca en la actual Colombia. Los pijaos no llegaron a formar estado centralizado, manteniéndose como pueblos federados.

Grandes artesanos Orfebres  plasmaron su cultura y religiosidad.

La cultura Pijao, en comparación con otros pueblos indígenas, no dejó mayor contribución al campo de la cultura material, sin embargo existen muestras maravillosas de su industria y labor manuales; en especial en los campos de orfebrería y alfarería, los cuales estaban en vía de desarrollo.

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Colgante antropomorfo tipo Darién, quimbaya temprano -500/700

 

Finalmente, la presencia del quiróptero se manifiesta por el uso de apéndices nasales específicos, de una dentadura larga y poblada que se extiende a veces de manera exagerada hacia afuera del rostro del personaje representado. Se observa esa hibridación con el murciélago en los grupos Calima, Cauca, Quimbaya, Tolima, Urabá, Sinú, Tairona y Muisca. Subrayemos aquí el lazo entre la demostración de los colmillos del quiróptero y la que hemos observado más arriba para los del felino. Es interesante, sin embargo, detenerse en los apéndices que se extienden en las extremidades de sus mandíbulas: se confunden con las alas del animal, conocidas por englobar su cuerpo entero.

La quimbaya fue una etnia y cultura indígena colombiana famosa por su producción de piezas de oro de alta calidad y belleza. Hacia 1530 estaban organizados en la llamada federación quimbayá, centrada alrededor de la ciudad de Chinchiná, esta federación opuso una férrea resistencia armada a los españoles, tras la derrota continuó existiendo aunque desaparecieron como grupo reconocible hacia 1700 de esa población.

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Pectoral Acorazado calima 

Calima100 BC - AD 800

La orfebrería se destaca por el gran tamaño de las piezas, la utilización de láminas, la adición de otras piezas colgantes a la principal y la decoración repujada.  Unían las láminas mediante pestañas que trataban entre sí, sin necesidad de soldadura.

Emplearon la fundición a la cera perdida para los adornos y la técnica de la tumbaga. No se sabe con certeza donde obtuvieron el oro, pero contaban con rutas para sus transacciones comerciales.

Característico de esta zona son los pectorales acorazonados. También representan la misma persona -icono con un casco, nariguera y pectoral acorazonado.

Los Calimas figuran entre los más grandes orfebres de nuestra época prehispánica, a tal grado, llegaron en este arte que pueden equipararse con los Quimbayas, Taironas, Chibchas y Sinúes, que fueron verdaderos maestros en el arte orífice, cuya reputación como tales se ha extendido por todos los ámbitos de la tierra.

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Poporo Quimbaya

Recipiente fitormorfo para cal

Cauca Medio (Quimbaya) - Periodo Temprano-500/700

Museo del Oro, Bogotá

De la colección de

Museo del Oro, Bogotá

Con este recipiente, uno de los ejemplares más representativos y excepcionales del estilo orfebre Quimbaya del periodo Temprano del Cauca Medio, el Banco de la República de Colombia inició en 1939 su colección de orfebrería prehispánica que daría origen al Museo del Oro. Fue hallado en el interior de una tumba, al parecer a comienzos del siglo XIX, en las montañas del noreste antioqueño en la Cordillera Central, una de las regiones más ricas en yacimientos de oro aluvial y de veta en el país.

 

Conocidos popularmente como poporos, estos recipientes de metal eran utilizados por los personajes de alto rango para guardar la cal utilizada en la masticación ritual de las hojas de coca. Para extraer la cal del recipiente se empleaban palillos también de metal.

 

La pieza está inspirada en la forma de un calabazo, el fruto de la planta Cucurbita lagenaria, al cual se le adicionaron una base en filigrana fundida con diseño de espirales, una trenza al inicio de su cuello y un adorno superior con cuatro esferas. Algunos grupos indígenas actuales, al igual que diversos pueblos prehispánicos, utilizan calabazos naturales como poporos y asocian simbólicamente estos frutos con la mujer, la fertilidad y la vida.

 

El “poporo Quimbaya” fue elaborado en tumbaga -aleación de oro y cobre- con un alto contenido de oro y manufacturado con gran maestría mediante la técnica de la fundición a la cera perdida con núcleo interno de arcilla y carbón. Una unión cerca a la base revela su elaboración en dos fundiciones sucesivas. Fue sometido a un pulimento intenso para obtener el brillo que lo caracteriza. 

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Figura votiva antropomorfa

Cordillera Oriental - Periodo Muisca 600/1600

Museo del Oro, Bogotá

De la colección de

Museo del Oro, Bogotá

Los “tunjos” son figuritas de metal hechas por los antiguos muiscas para utilizarlas como ofrendas, tal vez para pedir o agradecer favores a los dioses, tal vez para reparar el equilibrio del mundo dentro de una concepción dualista del cosmos: si hay mucha sequía, por ejemplo, es porque el mundo está muy solar y masculino: hace falta entonces ofrendar un elemento femenino (cobre, sangre menstrual, una rana) en un lugar masculino (una cumbre); si sufrimos inundaciones, la ofrenda sería de algo masculino (oro, semen, un ave) en un lugar femenino (una cueva, una quebrada, una laguna). La religión muisca, como la de los uwa, los kogui y numerosos grupos indígenas de la Colombia de hoy, se preocupaba por mantener la vida en nuestro mundo mediante el equilibrio de fuerzas opuestas y complementarias, femeninas y masculinas, y mediante el concepto de “preservación de la semilla”.

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